miércoles, 31 de marzo de 2010

LOS 10 MANDAMIENTOS BÍBLICOS

LOS 10 MANDAMIENTOS BÍBLICOS






El decálogo que Dios entregó a Moisés y escrito por su propio dedo, están registrados en el libro de Éxodo, capítulo 20, versículos 3 al 17.
Muchas personas condideran esta ley como una carga, pero estos se pueden comprender mejor si anteponemos a cada uno de ellos una frase de parte de Dios, diciendo: Ändando conmigo... "
Los primeros cuatro mandamientos regulan la relación del ser humano con Dios y los siguientes seis, la relación entre los seres humanos. De acuerdo con la Sagrada Escritura, este decálogo se transcribe a continuación, de la siguiente manera:
I
No tendrás dioses ajenos delante mí.
II
No te harás imagen de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos.
III
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová, al que tomare su nombre en vano.
IV
Acordarte has del día de reposo para santificarlo. Seis trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios. No hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija tu siervo ni tu cirada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seia días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos y reposó el séptimo día, por tanto bendijo Dios el séptimo día y lo santificó.
V
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen sobre la tierra, que Jehová tu Dios te da.
VI
No matarás
VII
No cometerás adulterio
VIII
No hurtarás
IX
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio
X
No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

EL DECÁLOGO ESTÁ VIGENTE




EL DECÁLOGO ESTÁ VIGENTE


El orden es la primera ley del universo y Dios, como su arquitecto, ha creado también las leyes, como una muestra más de su escencia principal, que es el amor.


Para nuestra convivencia, existen leyes que, en la medida que nos somentemos a ellas, harán más agradable la relación con el prójimo. Tales son las leyes de tránsito, para trasladarnos con mayor seguridad; leyes de salud e higiene, para el bienestar y la calidad de vida; normas del hogar, el lugar de estudio o de trabajo...


No puede el ser humano aspirar a ser salvo, guardando los mandamienntos de Dios, pues éstos no tienen capacidad salvífica en sí mismos. La salvación está únicamente en JESÚS, quien la regala por su gracia (Hechos 4: 11 y 12).


Entonces, no tiene sentido guardar la ley de Dios? No como una carga como se han querido mostrar, sino como la prueba del amor del ser humano hacia Dios. "Si me amáis, guardad mis mandamientos". (Juan 14: 15).


Sin embargo, hay cristianos que, basados en el texto de Colosenses 2: 13 y 14, piensan que los mandamientos de Dios fueron anulados en la cruz. Para entender el significado de esta cita, es necesario mirar cuál es el acta de los decretos clavada en la cruz. En la historia de la travesía de Israel por el desierto, Dios les dio una serie de decretos que se describen en el libro de Levítico, que les eran necesarios cumplir, como normas de higiene y salud, para solventar todos los inconvenientes que traería tal peregrinación.
En el aspecto ceremonial, el Señor les mostró el plan del perdón y la salvación, mediante los rituales que instituyó en el santuario y que tenían como personaje central el cordero, que era el símbolo del sacrificio de Jesús en la cruz. En el momento en que "el Cordero que quita el pecado del mundo" aparece para reemplazar al símbolo y muere, el ritual del santuario queda automáticamente abolido y es a éste al que se refiere Pablo en su carta a los Colosesnses.
En relación con los mandamientos, Jesús mismo ratificó que Él vino a cumplirlos y no a abolirlos (Mateo 5: 17). Ya finalizando la Escritura, es Espíritu Santo inspira al apóstol Juan a escribir: "En esto sabemos que le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. (1 Juan 2: 3 y 4).
Finalmente, cuando el libro de Apocalipsis describe con quién se llena de ira Satanás en el fin del tiempo, el mismo Juan declara "... contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apocalipsis 12: 17).
Entonces es necesario mostrar nuestro amor a Dios, guardando sus mandamientos y acogernos a la gracia de Jesús para cubrir aquello que no podemos alcanzar por nuestra debilidad humana...