miércoles, 31 de marzo de 2010

EL DECÁLOGO ESTÁ VIGENTE




EL DECÁLOGO ESTÁ VIGENTE


El orden es la primera ley del universo y Dios, como su arquitecto, ha creado también las leyes, como una muestra más de su escencia principal, que es el amor.


Para nuestra convivencia, existen leyes que, en la medida que nos somentemos a ellas, harán más agradable la relación con el prójimo. Tales son las leyes de tránsito, para trasladarnos con mayor seguridad; leyes de salud e higiene, para el bienestar y la calidad de vida; normas del hogar, el lugar de estudio o de trabajo...


No puede el ser humano aspirar a ser salvo, guardando los mandamienntos de Dios, pues éstos no tienen capacidad salvífica en sí mismos. La salvación está únicamente en JESÚS, quien la regala por su gracia (Hechos 4: 11 y 12).


Entonces, no tiene sentido guardar la ley de Dios? No como una carga como se han querido mostrar, sino como la prueba del amor del ser humano hacia Dios. "Si me amáis, guardad mis mandamientos". (Juan 14: 15).


Sin embargo, hay cristianos que, basados en el texto de Colosenses 2: 13 y 14, piensan que los mandamientos de Dios fueron anulados en la cruz. Para entender el significado de esta cita, es necesario mirar cuál es el acta de los decretos clavada en la cruz. En la historia de la travesía de Israel por el desierto, Dios les dio una serie de decretos que se describen en el libro de Levítico, que les eran necesarios cumplir, como normas de higiene y salud, para solventar todos los inconvenientes que traería tal peregrinación.
En el aspecto ceremonial, el Señor les mostró el plan del perdón y la salvación, mediante los rituales que instituyó en el santuario y que tenían como personaje central el cordero, que era el símbolo del sacrificio de Jesús en la cruz. En el momento en que "el Cordero que quita el pecado del mundo" aparece para reemplazar al símbolo y muere, el ritual del santuario queda automáticamente abolido y es a éste al que se refiere Pablo en su carta a los Colosesnses.
En relación con los mandamientos, Jesús mismo ratificó que Él vino a cumplirlos y no a abolirlos (Mateo 5: 17). Ya finalizando la Escritura, es Espíritu Santo inspira al apóstol Juan a escribir: "En esto sabemos que le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. (1 Juan 2: 3 y 4).
Finalmente, cuando el libro de Apocalipsis describe con quién se llena de ira Satanás en el fin del tiempo, el mismo Juan declara "... contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apocalipsis 12: 17).
Entonces es necesario mostrar nuestro amor a Dios, guardando sus mandamientos y acogernos a la gracia de Jesús para cubrir aquello que no podemos alcanzar por nuestra debilidad humana...


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